La bi-maternidad ofrece una oportunidad única para crecer y aprender tanto a nivel personal como familiar. A través de la experiencia de tener un segundo hijo, exploro cómo los padres pueden equilibrar la atención entre sus hijos y mantener una conexión consciente. Descubre cómo el Coaching Familiar te puede dar las herramientas para crear la vida familiar que deseas.
Cómo la experiencia me conectó con mi poder personal.
Dos años más tarde decidimos ser padres de nuevo y esta vez el embarazo llegó tras 3 meses de espera. Darme cuenta de este embarazo fue cómo recibir un regalo de la vida. Era el mes de agosto y estábamos de vacaciones en los Alpes con nuestra hija de 2 años. Nos fuimos de camping para vivir los más cercano posible a la naturaleza. Un día me fui de excursión con un grupo para hacer una caminata sensorial en el bosque. La última actividad que hicimos fue abrazar a un árbol y conectar con su energía. Dejarnos llevar por el momento, fluir con el entorno de paz que nos proporcionaba ese bosque, y estar aquí y ahora, en presencia. La luz era tenue, la temperatura agradable, y me había dado este tiempo tan valioso para estar conmigo misma y poder conectar. En ese momento supe que estaba embarazada. Sentí esta información llegar a mi cuerpo, como una certeza venida de la nada. Lo recuerdo como un momento de gran emoción, un momento único para mí y mi bebé. Unos días más tarde volvimos a casa e hice el test de embarazo. Mi intuición me había dado la verdad ese día en el bosque, estaba embarazada. En esta ocasión también decidí darle la sorpresa a mi marido.
Me volví a preparar para un parto natural, y esta vez me centré aún más en mi respiración, y en buscar la forma por mí misma de atenderme, de construir la seguridad que necesitaba tener en mí para el gran día. Me iba sintiendo cada vez más en confianza porque cada día tenía este ritual de conectar con mi cuerpo y con la visión de lo que quería para el parto. Me preparé asiduamente cómo si de una prueba olímpica se tratara.
Este embarazo fue una nueva ocasión de conocerme, de elegir qué es lo que quiero para mí y para mi bebé. Decidí que le quería dar toda la atención consciente que podía, a pesar de cuidar de su hermana mayor. Era importante para mí darle el lugar que le pertenece en la familia a la que se iba a incorporar, desde el embarazo. Fue una forma para que mi hija aceptara al bebé, incluyéndolo en nuestra vida. Para ella, fue difícil cuando se acercó el día del parto, estuvo unos días al llegar a casa llorando casi una hora encima de mí en el suelo de la entrada de casa. Sentía su tristeza, seguramente de tener que compartir a su mamá con un desconocido. Y yo también tenía cierta tristeza al dejar atrás una relación de exclusividad con ella que no volvería. Nos tocaba prepararnos para una nueva etapa de nuestra vida familiar, y la transición una vez llegó su hermano fue muy fácil, porque le di todo el lugar necesario a su tristeza, a la mía, la acompañé y ella misma la pudo transformar en alegría cuando llegó el momento.
¿Qué aprendí de esta experiencia?
Tengo mucha más fuerza en mí misma de lo que me imagino. Cuando sigo mi intuición y me propongo crear en mi vida aquello en lo que creo firmemente, tengo en mi el poder para hacerlo. Eso sí, requiere autoconocimiento, saber reconocer qué información me dan mi cuerpo y mis emociones, atenderlos y ser asidua en construir las condiciones para que se dé el proyecto que tengo en mente como parir en una bañera. Elijo creer que tengo un poder sobre mi vida, sin olvidar fluir con lo que esta misma vida me ofrece vivir, aunque a veces no sea lo que imaginaba. A veces sabemos lo que queremos, pero no lo que necesitamos. Y aquí es cuando entra en juego la sabiduría de la naturaleza y de la vida.
La bi-maternidad no solo implica cuidar de dos hijos, sino que es también un proceso profundo de crecimiento personal y familiar. Es una oportunidad para reforzar los lazos familiares y fomentar un ambiente de amor y respeto, a través de la gestión emocional y el fortalecimiento de la autoestima y el autoconocimiento. Y tú, qué aprendizaje hiciste de la bi-maternidad?